Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida;
como estuve con Moisés, estaré contigo;
no te dejaré, ni te desampararé. Josué 1:5
Gloria a Dios por sus promesas que siempre se cumplen, por su amor para con nosotros y por su fidelidad. Y que a pesar de que a veces dudamos, él nos dice: “nunca te dejaré”.
¿Alguna vez le han faltado fuerzas para levantarse? a mí sí. El despertador suena, el móvil suena, la televisión suena y lo único que hace es buscar una almohada y taparse la cabeza. Cuando por fin logra levantarse, el baño lo está esperando, la cocina también y muchas cosas más.
Tal como leyó, así fueron algunas de mis mañanas; olvidaba que durante todos esos días, Jesucristo también me había estado esperando, que él estaba dispuesto a renovar mis fuerzas, a levantarme de la cama y a escuchar mi clamor. Cuando sienta que las cosas van mal y cuando el desánimo intente quitar sus fuerzas, recuerde las promesas de Dios y abrace su palabra, que en un instante el dirá: “no te dejaré, ni te desampararé”.
Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos. Salmos 84:5
como estuve con Moisés, estaré contigo;
no te dejaré, ni te desampararé. Josué 1:5
Gloria a Dios por sus promesas que siempre se cumplen, por su amor para con nosotros y por su fidelidad. Y que a pesar de que a veces dudamos, él nos dice: “nunca te dejaré”.
¿Alguna vez le han faltado fuerzas para levantarse? a mí sí. El despertador suena, el móvil suena, la televisión suena y lo único que hace es buscar una almohada y taparse la cabeza. Cuando por fin logra levantarse, el baño lo está esperando, la cocina también y muchas cosas más.
Tal como leyó, así fueron algunas de mis mañanas; olvidaba que durante todos esos días, Jesucristo también me había estado esperando, que él estaba dispuesto a renovar mis fuerzas, a levantarme de la cama y a escuchar mi clamor. Cuando sienta que las cosas van mal y cuando el desánimo intente quitar sus fuerzas, recuerde las promesas de Dios y abrace su palabra, que en un instante el dirá: “no te dejaré, ni te desampararé”.
Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, En cuyo corazón están tus caminos. Salmos 84:5
Hno. Rogelio Isaí Soto Ibarra